martes, 26 de junio de 2007

Ciudad de Dios, tienen que verla!!

Violencia, marginalidad, drogas y delincuencia, observadas a través de la mirada infantil, son algunos de los temas más explotados por el mejor y más contundente cine brasileño.

Ciudad de Dios (Ciudade de Deus) de Fernando Mirelles (asistido por Katia Lund), concibe una de las más descarnadas y fascinantes premisas sobre la desesperanza y la brutalidad cotidiana en una de las favelas míticas de la capital brasileña.

El filme abre de manera dinámica y contundente colocando en el centro del relato a “Buscapié” (Alexandre Rodríguez), el narrador, un joven que ha podido escapar momentáneamente a una impresionante cadena de violencia, eligiendo una cámara fotográfica en lugar de una pistola para contar la historia de Ciudad de Dios, conjunto marginal creado a principios de los años sesenta, con el fin de erradicar la miseria y la sobrepoblación de las modernas playas y los centros turísticos.

Un paisaje de pobreza alejado de la tarjeta postal de Río de Janeiro, que terminó por crear sus propias reglas dentro de los perímetros del crimen organizado.

Ciudad de Dios, filmada con una agilidad exagerada y eligiendo un tratamiento cálido –incluso humorístico- en medio de una violencia sorda, extrema y absurda, para describir los orígenes de la delincuencia en los 60´s a través de las “aventuras” de un trío de muchachos torpes e idealistas que dan paso a una nueva generación de niños curtidos en la insensibilidad quienes se convierten, una década después, en los amos del control de la cocaína y de los territorios de venta y consumo de drogas en medio de enfrentamientos callejeros entre pandillas.

Secuencias tensas, como el asesinato de un niño o la psicopatía de “Dadinho” (Douglas Silva) dan forma al filme, que se centra persistentemente en ese niño que ha encontrado en las armas una extensión de su hombría y que responde a la violencia con mayor violencia. Al crecer, él se trastoca en “Zé Pequeño” (Leandro Firmito da Hora), líder del control de la droga y las armas en Ciudad de Dios.
Aquí los cortes bruscos y el ágil ritmo narrativo que se extiende a la increíble banda sonora de Antonio Pinto y Ed Cortés, resultan una reflexión moral y una verdadera prolongación del desasosiego, la adrenalina y la violencia de un filme desprovisto de paternalismo para mostrar un trozo de agresividad y el horror de urbes sumidas en el caos como Río, Bogotá…o la misma Ciudad de México.

1 comentario:

Gabriel Pérez Crisanto dijo...

Son las 19:30 hrs. del Miércoles 27 de 2007 y no has publicado aún tu nota del día de hoy.

Espero no se te olvide y tengas tu entrada (post) a tiempo.

Saludos
GABO